viernes, 9 de noviembre de 2018

El último caballero de Lucha Reyes


El último caballero de Lucha Reyes


Mientras conversaba sobre algunos aspectos de la música guadalupana con Nicolás Jara[1], mi padre, me enteré no solo de que Ausberto Mendoza quizá fue el primero en grabar un disco de vinilo en Guadalupe[2], sino también que fue el último compromiso de Lucha  Reyes. ¿Lucha Reyes?, ¿La morena de oro del Perú? Recuerdo que mi padre calmó mi desconcierto diciéndome parcamente que sí; aunque inmediatamente agregó un jactancioso: ¿No lo sabías? Tras mi categórico no, me dijo: Bah, no me digas que tampoco sabías que Lucha Reyes visitó Guadalupe. Al ver mi cara de enorme pregunta, agregó: Dicen que se hospedó en la casa de don Felipe Costilla, el tío de Ausberto Mendoza.

Si damos fe a lo poco que La Internet nos brinda, aunque no se especifica  que Ausberto Mendoza fue el último compromiso de Lucha Reyes, sí dice que  fue el último compromiso de La Reina del Criollismo:

[…] “En esta última etapa ya conocía a su último compromiso, el guitarrista Ausberto Mendoza, quien con amor íntegro y desinteresado, atendía a la cantante en todo los aspectos, y la acompañó hasta sus últimos momentos de existencia.”[3]

[…] “Lucha gozó los tres o cuatro últimos años de su vida llena de éxitos, pero con dificultades en su salud durante todo ese tiempo.  Se dice que ya estaba ciega debido a la diabetes cuando graba “Mi última canción”.  El guitarrista Ausberto Mendoza, su pareja, era su lazarillo, quien la llevaba de la mano, lo ayudaba a vestirse, incluso a maquillarse.”[4]

Según palabras de mi padre, Lucha Reyes,  aprovechando el regreso de su  gira por el Ecuador, hizo una parada en Guadalupe, la tierra natal de Ausberto Mendoza, poco antes de su deceso.  Se hospedaron en la casa de don Felipe Costilla Serrano[5], tío del músico guadalupano.  ¿Habrá fotos que den testimonio de este singular suceso? ¿Hubo jarana criolla en la casa del anfitrión? Debido al renombre y fama de Lucha Reyes, es de suponerse que este suceso habría causado alboroto; aunque, por otro lado, teniendo en cuenta que el barrio de La Ferrocarril era, mayormente, de migrantes de la sierra, quizá La reina de la Canción Criolla no llamó tanto la atención y no hizo tanta noticia.

Aunque me he planteado la pregunta, no he podido dar aún con la respuesta: ¿Ausberto Mendoza acompañaría musicalmente a Lucha Reyes,  grabarían alguna canción, juntos?  Aunque es posible, y por ahora solo en el plano  especulativo, lo que sí es cierto es que a Ausberto Mendoza su unión con la Morena de Oro le ha significado un alto costo a su propio brillo y talento; pues, cuando de nombrarlo se trata es reducido injustamente a “méritos” casi exclusivamente conyugales y coyunturales, como bien puede leerse en las dos citas de líneas arriba: “Ausberto Mendoza, el último compromiso de Lucha Reyes”. Y digo injustamente porque el músico guadalupano en realidad es muy reconocido en el ambiente criollo a nivel nacional, tanto que su dúo Los Caballeros del Perú, que conforma junto a Leoncio Bellina, natural de Chiclín, en julio de 2012 fue incluido en la antología de música criolla titulada: “El norte tiene lo suyo: gran reserva del criollismo”[6];   producción musical que estuvo a cargo de Julie Freundt (producción general), Lucy Avilés (producción ejecutiva) y Willy Terry (dirección musical) y que consta de dos discos compactos: ‘Los Hijos de Sipán’ y ‘Los Hijos de Tallán”, con un repertorio exclusivo de canciones de compositores e intérpretes del departamento de La Libertad, Lambayeque y Piura.

Finalmente, me pregunto, por qué Ausberto Mendoza, siendo de la talla que es, parece desconectado de Guadalupe, su tierra natal. El hecho de haber sido el último caballero de Lucha Reyes, de ser un músico criollo de renombre, de ser integrante de dúo emblemático Los Caballeros del Perú, de aparecer en antologías nacionales de la música criolla, de presentarse en programas de la talla de, por ejemplo, Una y mil voces[7], y casi nadie sepa que es guadalupano, es algo lamentable; pues se desperdicia una amplia ventana, de las pocas que tiene Guadalupe para promocionarse a nivel nacional. Esta especie de desconexión terrígena de Ausberto Mendoza, por las razones que sea (ya por desidia, ya por desapego, ya por indiferencia…), aunque es su derecho inalienable, no nos priva, a nosotros sus paisanos, de sentirnos orgullosos de su talento y figura; no nos priva de jactarnos y gritar a viva voz que el último amor de la Morena de Oro del Perú fue un reconocido músico guadalupano.



[1] Nicolás Jara Carrera, vocalista de Los Heraldos del Norte, (re)conocido popularmente como  “El rasca rasca” (20/03/1945 – 10/01/15)
[2] En realidad no se cuenta con las evidencias físicas que permitan afirmar esto categóricamente. Para más información al respecto, leer: El primer disco de vinilo guadalupano (Robert Jara, octubre de 2018)
[5] Vecino de la Manuel Banda (conocida antiguamente como La Ferrocarril) que alguna vez ostentara, aunque sin éxito, la alcaldía de Guadalupe.
[6] En esta  producción musical, fueron incluidos, entre otros, también: Nicolás Seclén y Salvador Santisteban (Los Mochicas), Gerardo Coronado (ex integrante de Los Trovadores del Norte), Telésforo y Freddy Chávez (Los Tacaleños).
[7] Los Caballeros del Perú en Una y Mil Voces: http://www.youtube.com/watch?v=fJmzAXmvmsA

miércoles, 31 de octubre de 2018

El primer disco de vinilo guadalupano


El primer disco de vinilo guadalupano

I

En la década del 1970 se popularizó el disco de vinilo, aunque su existencia  se remontara hacia finales del siglo XIX.

Cómo no recordar aquel disco negro de surcos aparentemente concéntricos que iban achicándose a medida que se acercaban al agujero pequeño del centro. El sonido grabado en éste era reproducido por el gramófono, más conocido popularmente como tocadiscos, aparato en forma de caja con un plato en la parte superior y un brazo mecánico que sostenía una aguja: era todo un ritual apreciar cómo brotaba la música por los parlantes mientras la aguja recorría los surcos del disco que giraba sobre el plato.  

Decir que en los 70 se popularizó el disco de vinilo, es relativo; pues en realidad no cualquiera podía adquirir un tocadiscos, por lo que comprar discos no tenía sentido a pesar de no ser estos muy caros; no obstante esta situación, la música por su carácter escurridizo y volátil, se filtró por puertas y ventanas y se lanzó a las calles, al viento, y así todos gozamos de la música sin distinciones; lo cual, por ejemplo, no sucedió con la llegada del televisor; pues solo podían gozar de la programación un par de familias en el barrio y aquellos extraños que tenían la suerte de ser admitidos  tras previo ruego o un pago simbólico. Por aquellos años podíamos gozar las bondades del disco de vinilo, sin que lo tengamos en casa, mediante las ondas de la histórica Radio Albújar, por ejemplo. En Semán, recuerdo, además de escuchar la música que brotaba del parlante de la radio, escuchábamos la música que brotaba de un parlante enorme que yacía en lo alto de un poste: las cumbias, los waynos, los valses, se filtraban por el viento, por la ranchería, por la pampa, por los arrozales. Así gozamos de las bondades del disco de vinilo, sin necesariamente tener uno en nuestros hogares. En casa, guardados en un viejo ropero, había algunos discos de vinilo, lo únicos que en realidad tuvimos: recién de joven, cuando los discos ya habían desaparecido, me enteré de que contenían las canciones de Los Heraldos del Norte (LHDN)[1], y que a mi padre, Nicolás Jara[2], primera voz de esta agrupación guadalupana, quizá la disquera limeña le dio como recuerdo, agradecimiento o parte de algún pago.      

II

Lo que dio origen a este texto, no fue el querer saber quién adquirió el primer disco de vinilo (y el primer gramófono o tocadiscos) en Guadalupe, pues quedaríamos en la simple anécdota; sino, más bien, el querer saber quién fue el primer guadalupano en grabar un disco de vinilo. El tratar de resolver esta inquietud echaría un poco de luz sobre la incipiente (por no estudiada) historia del arte guadalupano, en general; y, el de la historia de la música guadalupana, en particular. Es necesario recordar, con el solo ánimo de reconocer nuestro estado de conocimiento, que hace falta realizar un estudio serio y sistemático sobre el proceso y desarrollo del arte local.

Motivado por esta inquietud personal indagué entre la gente de a pie que en los 70 había gozado, directa o indirectamente, de las bondades del disco de vinilo. Tras escuchar los testimonios, corroboré lo que, desde siempre mi padre había contado orgulloso infinidad de veces en las reuniones familiares: Los Heraldos del Norte fuimos los primeros en grabar en un estudio profesional; recuerdo clarito cuando los empresarios limeños liderados por Sebastián Silva vinieron a buscarnos hasta Guadalupe. Ah, y en esa época, por si acaso,  no grababa cualquiera, como ahora…  Por lo tanto, a la luz de lo averiguado, el honor de haber sido el primer guadalupano en grabar un disco de vinilo le correspondería a LHDN, agrupación guadalupana de música vernacular integrada, desde sus inicios, por músicos humildes y desconectados de la élite musical limeña. Su primer disco, de los 08 que produjo, se grabó en Lima el año 1974 en los estudios del sello discográfico Universal, y es solo cuestión de tiempo para saber con exactitud la fecha del singular suceso. Es  menester señalar que, por añadidura, a Nicolas Jara le correspondería el honor de haber sido el primer cantante guadalupano en grabar su voz en disco de vinilo en un estudio profesional de música.

III

Cuando ya había creído resuelta mi inquietud, me enteré de repente por boca de Nicolás Jara que unos meses antes de que LHDN grabara su primer disco de vinilo, lo habría hecho un tal Ausberto Mendoza, un guadalupano, sobrino de don Felipe Costilla[3], de quien yo hasta entonces  no había tenido noticias. Lo insté a esforzar su memoria y a recordar el título de alguna de las canciones que Ausberto Mendoza habría grabado. Al rato me dijo que una de las canciones fue el vals La gran noticia. Tras otro ejercicio mental me recitó, aunque con signos de duda, una estrofa de la mencionada canción[4]. De pronto como si de algo normal se tratara, me reveló: Ausberto Mendoza fue el esposo de Lucha Reyes. ¿Lucha Reyes?, ¿La morena de oro del Perú? Calmó mi desconcierto y sorpresa diciéndome parcamente que sí. Y remató con un jactancioso: ¿No lo sabías?

Reparado de la grata sorpresa elevada a su máxima expresión, me dediqué a indagar sobre Ausberto Mendoza. Tras conversar con varios guadalupanos, entre ellos algunos músicos criollos, me percaté de que casi nadie sabía de la existencia de este músico, de que era un perfecto desconocido. En cambio la Internet, aunque no consignaba mucha información al respecto, me avisó que se trataba de un músico muy reconocido dentro del ambiente criollo a nivel nacional (su nombre aparecía siempre junto a los de la crema y nata del criollismo peruano); me avisó que era (y que es) integrante del dúo Los Caballeros del Perú, junto al reconocido músico Leoncio Bellina, natural de Chiclín; y me confirmó, sobre todo, aunque por ningún lado se mencionara que fuera guadalupano, que Ausberto Mendoza había sido el último esposo de Lucha Reyes; sí, de la morena de oro del Perú, la reina absoluta de la canción criolla[5]. Lo estéril de la búsqueda fue no hallar ningún vals titulado La gran noticia; lo que sí hallé fue la letra de una canción titulada “Perdóname”, de  Rafael Amaranto Castillo, cuyos dos primeros versos de su segunda estrofa eran idénticos a los de  La gran noticia. Puede que la memoria de mi padre haya fallado y confundido la letra de La gran noticia con la de Perdóname; o puede que simplemente le cambiara de título.

El mérito de haber sido el primer guadalupano en grabar un disco de vinilo, le correspondería a Ausberto Mendoza, de corroborarse, con evidencias físicas, que efectivamente grabó La gran noticia unos meses antes de que Lucha Reyes falleciera.[6]

IV

El asunto se volvió a complicar cuando me enteré, nuevamente, por boca de Nicolás Jara, poco antes de su muerte, que un tal Carlos Angulo había grabado un disco, unos meses antes que LHDN. La noticia me dejó frío. ¿Y por qué no me lo contaste antes? No estaba muy seguro de la fecha y porque, además, Carlos Angulo había grabado con su propia plata.

Carlos Angulo, según parece, migró de la Selva, solo, y se estableció en Guadalupe, probablemente en el Jr. Ayacucho.  Pronto empezó a participar en las actividades artísticas de la zona[7], donde se  presentaba y se hacía presentar, sin reparo alguno, como cantante y compositor, a pesar de que la gente no lo tomaba muy en serio y hasta se burlaba de él; esto último quizá se debió a que cantaba música vernacular[8]. De corroborarse esta información, el honor de haber sido el primer guadalupano, aunque no de nacimiento, en grabar un disco de vinilo, le correspondería a Carlos Angulo, músico y compositor que parece haber sido devorado por el tiempo y el espacio.

V

Si bien Ausberto Mendoza (LCDP) habría grabado poco antes que Carlos Angulo; y éste, poco antes que LHDN, no se cuenta, por ahora, con las evidencias físicas que corroboren categóricamente este ordenamiento cronológico. No obstante esta limitación, sí podemos afirmar, aunque con carácter temporal, basados en la única evidencia física que existe -08 vinilos de 45rpm-,  que el honor de haber sido el primer guadalupano en grabar un disco de vinilo le corresponde, colectivamente, a LHDN; mientras que el honor de haber sido el primer cantante guadalupano en grabar su voz en disco de vinilo le corresponde, individualmente, a Nicolás Jara, la figura más visible, representativa y popular de esta importante agrupación musical de Guadalupe.
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[1] En el artículo Los Heraldos del Norte (Robert Jara) se consigna información detallada sobre esta importante agrupación guadalupana de música vernacular, que ostenta no solo el mérito de haber grabado cuando hacerlo era extremadamente difícil, sino también, de haber sido procurada y buscada por propia iniciativa de una disquera capitalina.
[2] Nicolás Jara Carrera [20/03/1945 – 10/01/15], primera voz de Los Heraldos del Norte, (re)conocido popularmente en su tierra como “El rasca rasca”, en alusión a la canción más popular de la agrupación.  
[3] Vecino de la Manuel Banda (conocida antiguamente como la Ferrocarril) que alguna vez ostentara, aunque sin éxito, la alcaldía de Guadalupe.
[4] La gran noticia (estrofa):

Perdóname si alguna vez de ti me enamoré / Fue una obsesión la que nubló mi corazón
Nunca supe comprender que me quisiste / Nunca supe comprender que me olvidaste
                                                
Buscando en la red, teniendo como dato esta estrofa, no hallé ninguna canción  titulada  La gran noticia;  lo que sí hallé fue la letra de una canción titulada “Perdóname”, de  Rafael Amaranto Castillo, cuyos dos primeros versos de su segunda estrofa era idénticos a los de  La gran noticia. Puede que la memoria de mi fuente haya fallado y confundido la letra de La gran noticia con la de Perdóname; o puede que mi fuente simplemente le cambió de nombre a la canción.

Perdóname si alguna vez de ti me enamoré, / fue una obsesión la que nubló mi corazón.
Perdóname si alguna vez de ti me enamoré, / fue una obsesión la que nubló mi corazón.

[5] Este hecho singular se trata con amplitud en el artículo inédito: “El último caballero de Lucha Reyes” (Robert Jara)
[6] Lucha Reyes [19/07/36 – 31/10/73], conocida popularmente como La Morena de Oro del Perú, considerada como la mejor intérprete de música criolla.
[7] Por aquella época (década de 1970) había una intensa actividad cultural en La Ferrocarril, animada por el entusiasta Agustín Vélez Collas, quien lideraba la asociación Voces y Cantares de mi Barrio.
[8] Nicolás Jara fue víctima de burlas en los escenarios debido a que: 1) era campesino, 2) cantaba waynos cuando el wayno no era (muy bien) aceptado.

martes, 11 de septiembre de 2018

Tierra milenaria, un canto de amor a mis raíces

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Tierra milenaria, 
un canto de amor a mis raíces

He tenido el privilegio, ya sea debido al desinterés de los que me precedieron o ya sea debido al adormecimiento histórico de los mismos, de elevar a Guadalupe a la categoría de motivo musical andino[1]. Si bien otros le han cantado, también es cierto que no salieron del criollismo (género musical asumido sin cuestionamientos ni reparos como el único género representativo de la zona). ¿Acaso nuestros abuelos (léase chimúes, moches, etc.) no soplaron sus quenas y sus zampoñas, no zapatearon al ritmo de sus waynos? Esta pregunta me colocó, desde mi juventud, frente a un incómodo silencio, a un vacío histórico. ¿Cómo es que esos elementos musicales terminaron excluidos de la música guadalupana? ¿Cómo es que dimanaron siendo elementos casi exclusivos del folklore andino?

Mi preocupación por el problema de la identidad cultural cobró firmeza y realidad con la composición de “Tierra Milenaria” (1993), cuyo título por sí solo era ya emblemático, una provocación al canon cultural, a la elite enajenada; antes de esta canción, Guadalupe siempre había sido La Cuatricentenaria Ciudad de Guadalupe.

Si bien se había vuelto tradicional llamarle a Guadalupe, La Cuatricentenaria Ciudad de Guadalupe, en clara alusión a su fundación y ascendencia españolas, era necesario aclarar a propios y foráneos que la fundación española no creó, ni inventó al hombre guadalupano; el guadalupano vivía aquí desde hace milenios vestido con sus propias tradiciones y costumbres como una comunidad de indios. La fundación española representó un simple acto formal de fundación[2] de un pueblo que pre existía a la llegada de los españoles.  Esta pequeña comunidad prehispánica, asentada en Omnep, es la que junto con los padres agustinos se asentaría luego en Anlape, en las faldas del cerro Namul; comunidad que finalmente se asentaría en lo que hoy es la  actual plaza de armas de Guadalupe. No hay que olvidar que este pueblo milenario recién adoptó el nombre de Guadalupe, el cual perdura hasta el día de hoy con variaciones leves, el año 1562, cuando la imagen de la virgen de Guadalupe arribó a estas tierras desde Extremadura, España. Es en memoria y tributo a estos abuelos prehispánicos, víctimas del olvido y/o desdén de sus propios nietos y autoridades, víctimas de una historia blanqueada, víctimas gratuitas en nombre de un abolengo hispano, que desde hace casi dos décadas y media difundo y exclamo: Guadalupe, tierra milenaria.

Tierra Milenaria, canción folklórica compuesta el año 1993. Primer tema en la historia musical de Guadalupe  que trae de vuelta a la memoria colectiva la ascendencia prehispánica (milenaria) y la condición mestiza del hombre guadalupano, elementos culturales casi sepultados y borrados por la expresión popular, aparentemente inofensiva: La Cuatricentenaria Ciudad de Guadalupe. El título por sí solo enfrentaba a este problema; ni qué decir de la letra, el ritmo y la melodía.  

A paso lento, pero seguro, Tierra Milenaria se fue instalando en el imaginario colectivo como el himno folklórico de Guadalupe, como el himno alternativo (al oficial). Tierra Milenaria inicialmente fue tocada por Llakinay, un grupo humilde de Semán, como paliativo a la negación de los grupos de la ciudad. Solo algunos años después, Solnakanu, que por entonces se proyectaba desde Guadalupe, se animó a tocarla; esa aventura quedó perennizada en un video que hizo Raúl Nakasone y que se difunde por Internet. El 2004, fue grabada en AIMA Studio (Argentina) como parte de un proyecto de la Asociación Internacional de Músicos Andinos; esta versión, por su calidad, fue la que cimentó y aceleró su popularización: yo, personalmente, la difundí por la redes; también la difundió Oscar Espinoza a través de Radio G; la utilizó Laly Gálvez para realizar un video que se difunde por YouTube; la utilizó como base Manuel Álvarez Ascoy (Bambú Producciones) para realizar dos versiones no folklóricas, una de ellas interpretada por el coro “Pequeñas Voces Guadalupanas” y es difundida por Internet. Y, sobre todo, se mantuvo vigente porque Los Jara (Joe Jara, Robert Jara, Edinson Torres, Cucho Lamela, entre otros) nunca dejaron de la tocarla en cada presentación, pública o privada que tenían. Me he enterado que se canta en algunos colegios, y que, frecuentemente, se toca en ceremonias oficiales.

Estando en Puerto Rico, hurgando en la Internet, descubrí (quizá el 2000) que Tierra Milenaria había sido traducida al Muchik. La sorpresa se agrandó cuando descubrí que el traductor se llamaba Antonio Hermógenes Sachún Cedeño. ¿Sachún? Y se me vino a la memoria mi profe Sachún de historia universal, tercer año de secundaria. Averigüé más y descubrí que el traductor y mi profe eran la misma persona. Entonces recordé que tuve el privilegio de que el profe Sachún me enseñara, aunque fuera por unos meses debido a que justo ese año dejaba Guadalupe para irse a vivir a Moche - Trujillo. Fue emotivo ver mi canción en el idioma extinto de los abuelos de mis abuelos: Ejep aio, rezaba el título.

¿Y por qué valoro tanto las "interpretaciones y usos" que ha tenido mi canción? Porque han sucedido por voluntad propia y espontanea de los involucrados; es decir, no he tenido que rogar, ni implorar. Y he ahí el porqué de mi sincero agradecimiento a los que de un modo u otro ha contribuido para que mi canción se vaya escapando, en el buen sentido, lentamente de mis manos, y quizá se haga cierto lo que mi hermano Joe me dice: Robert, Tierra milenaria ya no es tuya, es del pueblo.   

A mediado de los 90, a Guadalupe, le obsequié la waynonera “Tierra Milenaria”, que está cumpliendo 25 años de existencia, y el wayno “pakatnamú”; el 2015, la plaqueta literaria Promesas al pie del barranco; el 2016, Santo remedio; el 2017, Un ateo longevo; para no perder la costumbre, este año, le estoy obsequiando la “marinera” Mi guadalupanita (estudio M Music Studio) un canto fusión a la flor del arroz, que por años Los Jara ya la vienen cantando. ¡Salud(os), Guadalupe, tierra milenaria! ¡Ejep aio!

viernes, 24 de agosto de 2018

La cruz de Motupe de Semán...


LA CRUZ DE MOTUPE DE SEMÁN


Robert Jara

I

Todos los años, la cooperativa agraria Nuestra Señora de Guadalupe, ponía movilidad (a veces el ómnibus, a veces el camión) para que los socios y sus familias vayan hasta Motupe a venerar a la cruz de Chalpón. Este viaje tradicional se daba a fines de Agosto. Y fue durante el viaje del año 1,974 que por iniciativa de Alejandro de la Cruz, Juan Chávez (+), Bernardo Chávez (+), Teófilo Chávez, Gregorio de la Cruz (+), Manuel Aquino (+), Fabio Pinegro, Andrés Namuche, Pablo Bruno y otros más que escapan a la memoria surgió la idea de adquirir una réplica de la Cruz de Motupe para rendirle culto en Semán. Al poco tiempo alrededor de la Cruz de Motupe se forjó una festividad pagano religiosa que se instaló como un elemento importante de la identidad semaneña.

Durante los primeros años la responsabilidad de administrar la festividad en honor a la Cruz de Motupe, la cual se realizaba en el mes de agosto, recayó en manos de la familia De La Cruz Bances; responsabilidad que luego pasó a manos del Club Atlético Semán, luego a la familia Aquino Guevara, para finalmente recaer en manos de la juventud semaneña. En realidad el que hoy los jóvenes asuman esta responsabilidad hace justicia a un pedido histórico: a inicios de los años ’90 los jóvenes de la Asociación Cultural Pachamama pedimos a nuestros mayores la oportunidad de administrar la festividad de la Cruz de Motupe, oportunidad que nos fue  negada. Por eso ahora los jóvenes asumen esta oportunidad como un compromiso histórico, como un reto colectivo: darle a la festividad de la Cruz de Motupe la resonancia popular que al inicio tenía.

Los viajes tradicionales a Motupe concluyeron el año 1,983 cuando a la algarabía de pronto le sucedió la tristeza: el camión rojo, cuando retornaba del norte a Semán, de las velaciones, trayendo a los devotos, sufrió un trágico accidente que tuvo como saldo un muerto y varios heridos.  Si bien este suceso marcó el fin de la esperada peregrinación a Motupe, no truncó la fe de los semaneños, sino más hizo que refugiaran y ahondaran su mirada en la Cruz de Motupe de Semán.

Doña Alejandrina Salazar (+) y don Fermín Atalaya ayudaron, también, a preservar y difundir la festividad de la Cruz de Motupe en Semán: los, en ese entonces, esposos administraban familiarmente otra réplica, cuya resonancia alcanzó a toda la comunidad. Lamentablemente esta tradición poco a poco fue perdiéndose.

Todo pueblo tiene sus expresiones culturales que lo identifica, e integra. Por eso, pueblo de Semán, lunar de arrozales, de gente humilde y trabajadora, hoy los jóvenes te invitan (e invocan) a participar de las actividades programadas en honor a la santísima Cruz de Motupe, cruz que ha peregrinado a lo largo del tiempo desde la casa de la familia De la Cruz Bances (Ranchería Vieja), a una capilla improvisada (ex casa de la familia Jara, en la hoy Av. Universitaria), y de ahí, hasta definitivamente asentarse  en su propia capilla, ubicada en la actual plaza de armas de Semán.

[08 de agosto de 2011]

II

Cuatro años después de escribir esta semblanza volví a Semán.  Era 05 de agosto de 2015, día central de la festividad de la Cruz de Motupe.

Por la tarde, con mi familia, fuimos apurados y contentos al local de la crucecita; pues ya empezaría la procesión. Mientras avanzábamos imaginé el local repleto de gente, imaginé a los devotos "peleándose" por poner el hombro y cargar el anda; imaginé que en el cielo retumbarían mil cohetes, imaginé la algarabía, la fiesta...  Pero cuando llegamos al local me topé con una triste realidad.  Había apenas tres o cuatro devotos espantando la soledad de la crucecita, masticando el incómodo silencio. Y serían tan pocos los devotos que ni siquiera alcanzó para que cargaran el anda, por lo que la crucecita, en su día central, tuvo que resignarse a no salir en procesión por las callecitas de Semán, como solía hacerlo todos los años. Recordé que nunca antes había sucedió este lamentable suceso.  

Quizá este suceso simplemente refleja cómo la  religión católica ha ido  perdiendo sus fieles mientras la religión evangélica los ha ido ganando. Aquí un dato, no para ofenderse ni rasgarse las vestiduras sino para tener en cuenta y tomar acciones correctivas, si acaso a los católicos les interesa.

¡Semán, despierta!

domingo, 15 de abril de 2012

La primera pagina web de Guadalupe

Hace poco, buscando en la red me topé con mi página titulada Guadalupe, tierra milenaria que había dado por desaparecida.

Esta página fue creada cuando vivía en Puerto Rico (1998 – 2006), como un homenaje no solicitado y personal a mi pueblo. Desde aquel lugar cibernético (
www.geocities.com/guadalupe_digital/) promocioné a esta tierra norteña, cuando aún ni se auguraba la aparición de las páginas pre diseñadas, ni de los blogs, y menos aún se auguraba la llegada de las redes sociales. Tuve el privilegio de lanzar a mi tierra al mundo cibernético, no porque quería ganarme el cielo o el aplauso, sino porque descubrí una necesidad por satisfacer, descubrí un vacío por llenar, contraje una deuda personal por saldar: sacar a Guadalupe del anonimato cibernético, promocionarlo por el mundo. Por el año 1998 en Guadalupe la Internet apenas hacía su aparición; las cabinas de Internet, y más aun la conexión a Internet desde el hogar, eran cosas del futuro.

Esta trabajo de promoción fue un trabajo solitario, hasta que el acceso y uso de la Internet se hizo masivo: aparecieron los servidores donde alojar una página en forma gratuita, dejó de ser imperativo tener conocimientos técnicos sobre programación (html, por ejemplo) de computadoras para diseñar, elaborar y administrar una página; dejó de ser necesario pasar meses posicionando una pagina de manera manual, etc. Estos elementos coyunturales y de apertura tecnológica permitieron la aparición de nuevos administradores de páginas o blogs o redes sociales sobre Guadalupe, quienes se sumarían, es un decir, a la empresa de promoción que yo había iniciado el año 1998. Algunos, han tenido la hidalguía de reconocer a Guadalupe, Tierra Milenaria como la primera pagina Web integral sobre Guadalupe, como el primer intento sistemático por promocionar a Guadalupe y por integrar, aunque esto último de modo pasivo, a los guadalupanos esparcidos por el mundo; mientras otros, ni siquiera la mencionan a pesar de que se nutren (léase: copian y pegan) de su contenido: recuerdo a cierto director de un colegio, hace unos cinco años quizá, en plena plaza de armas, en pleno aniversario de Guadalupe, leyendo literalmente:

“En la costa norte del Perú, a 692km de lima, a 10hr en autobús, se encuentra GUADALUPE; ciudad cálida, de unos 30,000 habitantes. Su gente bonachona, propia de los pueblos norteños, de trato familiar y suelto, hacen sentir al visitante como si fuera viejo compueblano. Descansa a una altura de 92 msnm, sobre las coordenadas 7˚ 14’ 30” (latitud sur) y 79˚ 28’ 06” (longitud oeste), abarcando un área aproximada de 243km². Por el norte limita con Pueblo Nuevo y Pachanga; por el sur, con San José y Jequetepeque; por el Este, con Chepén y Contumazá; y por el Oeste con el océano Pacífic...”

Recuerdo que me alegré, pero sólo hasta que acabó la lectura; pues, jamás se dignó a mencionar, práctica muy común entre los guadalupanos, ni al autor de la fuente, ni a la fuente misma.

Lamentablemente en octubre de 2009 www.geocities.com, donde se hallaba alojada de manera gratuita Guadalupe, Tierra Milenaria (como lo estaban las páginas de millones de personas alrededor del mundo), fue repentinamente cerrado; en mi caso, me enteré apenas unos días después del suceso. Es de este modo como el trabajo de varios años pro Guadalupe se fue por la borda. Si bien el trabajo de programación html, y de elaboración de contenidos (recordemos que antes de Guadalupe, Tierra Milenaria no había nada o casi nada sobre Guadalupe en el ciberespacio, por tanto no había nada o casi nada qué copiar y/o pegar; había que crear casi todo desde cero) me demandaron una gran cantidad de tiempo y trabajo, lo que más me había demandado tiempo y trabajo fue lograr posicionar Guadalupe, Tierra Milenaria en el ciberespacio; pues, posicionar una página por aquellos años era un proceso completamente manual, tedioso, de hormiga, y no automático como se convirtiera luego, para tranquilidad de los nuevos administradores. Tardé en reponerme y aceptar el cierre de www.geocities.com y con esto la desaparición de Guadalupe, Tierra Milenaria y años de trabajo: por aquel entonces la página lucía muy bien posicionada, tenía vida propia, aunque lucía algo desactualizada.

Cierto día (fines de 2011) cuando por aquello de la nostalgia y de que la fe es lo ultimo que se pierde, se me dio por buscar, como en los viejos tiempos, a Guadalupe en el ciberespacio, apareció de pronto en mi pantalla, confundida entre otras páginas relacionadas, mi página perdida. Me quedé quieto como un palo. Pero ya recuperado de la sorpresa inmediatamente noté que la dirección electrónica era ligeramente distinta a la original:
http://www.geocities.ws/guadalupe_digital/ ¿Qué había pasado? Sucede que cuando www.geocities.com cerró aparecieron algunas empresas privadas, entre ellas www.geocities.ws, que se dedicaron a recuperar y conservar de manera sistemática la información que por años había estado alojada en los servidores de Geocities. Pues bien, mi página estaba ahí, nuevamente, rutilando en el ciberespacio. Hice un recorrido por todas las secciones, y pude comprobar tres cosas: 1) Habían enlaces que no funcionaban bien, fotos que no se mostraban, debido seguramente al proceso mismo de recuperación automático de la infamación, 2) Había cierta información desactualizada, debido al paso mismo del tiempo, 3) Había perdido su buen posicionamiento. Entonces inmediatamente pensé en cómo recuperar el control de mi página. Pues si ya había sido grandioso visualizar Guadalupe, Tierra Milenaria nuevamente en mi navegador, más grandioso iba a ser si lograba recuperar su control. Luego de ciertas averiguaciones logré conectarme con los propietarios de www.geocities.ws, y tras ciertas conversaciones, y una paciente espera logré recuperar por completo y de manera gratuita el control de mi página. Y si bien mi afán inicial era recuperar el control para arreglar los enlaces fallidos y actualizar mi página y posicionarla de nuevo; luego, cambié de opinión respecto al segundo punto. He decidido dejar Guadalupe, Tierra Milenaria, por el momento, tal como está, para que sirva como evidencia de aquel trabajo pionero y solitario, para que sirva como evidencia de que muchos años atrás (1998) empecé el trabajo de promoción cibernético de mi pueblo: a lo largo de Guadalupe, Tierra Milenaria se evidencia un afán por rescatar y revalorar la identidad cultural guadalupana, con sentido crítico, con conocimiento, sin chovinismo, y sin tener que falsearla en nombre de un turismo retorcido y devorador; se evidencia un trabajo sistemático, aunque inconcluso y embrionario, que busca llevar la historia, la tradición, el turismo, la cultura, las singularidades, etc., de Guadalupe por el mundo sin silenciamientos ni mezquindades: se evidencia, por ejemplo, un reconocimiento público a Pedro Ascoy, muchos años antes de que campeonara con el Juan Aurich; se evidencia el primer nacimiento cibernético de un AA.HH de Guadalupe, Semán, con sus arrozales emblemáticos; se evidencia el reconocimiento de muchas agrupaciones culturales nunca antes documentadas (Suma Pacha, Inka Amaru, Los Heraldos del Norte, etc.); se evidencia el reconocimiento a Marina Mora, a Caribeños de Guadalupe, etc. Y todo esto, fue posible porque Guadalupe, Tierra Milenaria en realidad surge como una extensión natural de mi libro inédito del mismo nombre, tal como se explicita en la nota introductoria, que desde hace varios años espera ver la luz (2000).

He aquí, Guadalupe, Tierra Milenaria, como una piedra histórica, dolorosa e ineludible, en el zapato de los mezquinos, o como un manojo de arroz fresco y maduro en la pared de los que saben reconocer el trabajo de amor por el terruño y el trabajo de investigación no solicitados.

viernes, 15 de abril de 2011

Breve Retrato de la Ciudad de Guadalupe...

En la costa norte del Perú, a 692km de lima, a 10hr en autobús, se encuentra GUADALUPE[1]; ciudad cálida, de unos 37,000 habitantes[2]. Su gente bonachona, propia de los pueblos norteños, de trato familiar y suelto, hacen sentir al visitante como si fuera viejo compueblano. Descansa a una altura de 92 msnm, sobre las coordenadas 7˚ 14’ 30” (latitud sur) y 79˚ 28’ 06” (longitud oeste), abarcando un área aproximada de 243km². Por el norte limita con Pueblo Nuevo y Pachanga; por el sur, con San José y Jequetepeque; por el Este, con Chepén y Contumazá; y por el Oeste con el océano Pacífico.


Los sencillos balnearios de La Barranca, Playa Chica, Las Cruces, La Bocana[3], con sus arenas y aguas limpias, soleadas, a no más de una hora del pueblo, en verano se vuelven corazones de esparcimiento y regocijo para niños y adultos, foráneos y lugareños. Los sitios arqueológicos de Pakatnamú, Farfán, Caracoles, Singán[4]… mudamente atestiguan la historia prehispánica. Omnep, Anlape, guardan la historia del sincretismo cultural acaecido tras la llegada de los españoles. El Cerrito de la Virgen, El Complejo Arquitectónico de San Agustín, La Feria y Romería en Honor a la Virgen de Guadalupe, testimonian la arraigada tradición religioso-pagana[5]. El arco, el Mausoleo, el monumento y la casa museo de los Albújar y Guarniz, testimonian el ejemplar acto heroico practicado por dos jóvenes guadalupanos, y uno jequetepecano, durante la guerra del pacífico; y el gran desfile, en honor a éstos, que se realiza todos los 28 de octubre, dan cuenta del fervor cívico-patriótico guadalupano. Las casonas coloniales, hablan del arte arquitectónico que nos legaron los españoles. Las vacas locas, la quema de troncos, Los Mamarrachos, las viudas, los pastores, los nacimientos, son expresiones tradicionales que alegran el fin de año.


Guadalupe es un pueblo que cuenta con dos cerros emblemáticos.: El Cerro Azul[6], cuya silueta desde ciertos lugares estratégicos (desde Seman, por ejemplo) parece la silueta de un simio durmiente, imagen digna de una postal, digna de un calendario. El cerro Namul[7], cerro que parece haberse escapado de alguna cordillera, cerro que parece un volcán dormido, cerro de actual filiación religiosa. Ambos cerros representan potenciales recursos turísticos, que esperan ser integrados al circuito turístico.


Guadalupe, clavado en el corazón del valle del Jequetepeque, goza de un clima variado y exquisito que es regulado por la hilera de cerros que se levanta majestuosamente entre él y el océano pacífico. Guadalupe yace rodeado de fértiles campos de sembrío, en donde se yerguen, cual lunares, los centros poblados de Semán, La Calera, Limoncarro[8]... los cuales le inyectan gran vida y dinamismo. Guadalupe, relativamente hablando, es un pueblo tranquilo[9], donde los vecinos aun se conocen entre sí, sino muy bien, aunque sea de nombre y/o de vista. En Guadalupe aun los vecinos no padecen del enajenamiento típico de las grandes urbes.


Si bien se ha vuelto tradicional llamarle a Guadalupe La Cuatricentenaria Ciudad de Guadalupe, en clara alusión a su fundación y ascendencia españolas, es necesario aclarar a propios y foráneos que la fundación española no creó, ni inventó al hombre guadalupano; el guadalupano vivía aquí desde hace milenios vestido con sus propias tradiciones y costumbres como una comunidad de indios. La fundación española representó un simple acto de fundación formal[10] de un pueblo que pre existía a la llegada de los españoles. Esta pequeña comunidad prehispánica, asentada en Omnep, es la que junto con los padres agustinos se asentaría luego en Anlape, en las faldas del cerro Namul; comunidad que finalmente se asentaría en lo que hoy es la actual plaza de armas de Guadalupe. No hay que olvidar que este pueblo milenario recién adopta el nombre de Guadalupe, el cual perdura hasta el día de hoy con variaciones leves, el año 1562, cuando la imagen de la virgen de Guadalupe arriba a estas tierras desde Extremadura, España. Es en memoria y tributo a estos abuelos prehispánicos víctimas del olvido y/o desden de sus propios nietos y autoridades, víctimas de una historia blanqueada, víctimas gratuitas en nombre de un abolengo hispano, que desde hace casi dos décadas difundo, exclamo: Guadalupe, tierra milenaria[11].


Guadalupe es un pueblo cuyo nombre debió ser quizá Omnep[12], Anlape, Singan… en aras de un nombre que no sugiriera el olvido de nuestra herencia prehispánica, en aras de un nombre único o poco común[13], en aras de un nombre con mayor identidad y/o menor confusión identataria.


Guadalupe es la tierra de Caribeños de Guadalupe[14], orquesta cumbiambera que ha redefinido el derrotero de la cumbia peruana, que la sacó del letargo en el cual la cumbia peruana había sucumbido. Guadalupe es la tierra de Marina Mora, mujer que se convirtiera el año 2001 en la tercera mujer más bella del mundo. Guadalupe es la tierra del sanguche de pavo, según testimonio desinteresado de propios y extraños. Guadalupe es el distrito con la mayor cantidad de tierra destinada al sombrío de arroz de la provincia de Pacasmayo[15]; Guadalupe produce uno de los mejores arroces del Perú. Guadalupe es un pueblo milenario y mestizo.


Guadalupe es un pueblo donde muchos de sus hijos por iniciativa propia, contando a penas con sus ganas y anhelos, han ido forjando un continuo movimiento cultural[16]. Esta continuidad se da vía Suma Pacha, Inka Amaru, Raíces del Pakatnamú, Llakinay, Arte Pueblo, Muchik, Runakay, Namul, etc. Guadalupe ha tenido el privilegio de ser sede del V Encuentro Nacional de Escritores (1986) y del V Encuentro Nacional de Decimistas (1995). Guadalupe ha tenido el privilegio de ser motivo literario de don Ricardo Palma y de ser visitado por Abraham Valdelomar Pinto. Guadalupe espera que se institucionalice y/o municipalice el apoyo económico en pro de los proyectos culturales[17].


Guadalupe es un pueblo que goza de una excelente ubicación geopolítica: descansa en el corazón del valle Jequetepeque; es atravesado, de norte a sur por la panamericana norte, esa vía de apertura económica hacia toda nuestra costa; posee, en Ciudad de Dios[18], la puerta de acceso hacia la serranía cajamarquina. Estos elementos geopolíticos estratégicos justifican a la ciudad de Guadalupe como un polo natural de desarrollo económico; estos elementos justifican a la ciudad de Guadalupe como ciudad proyecto. Sí, porque Guadalupe a pesar de sus 461 años de fundación española, es todavía un pueblo que busca encontrarse con su pasado, con su presente y su futuro. Guadalupe es un proyecto factible, viable, que ansia concretarse en aras del bienestar y desarrollo económico y cultural de sus habitantes. Sin embargo, Guadalupe es un proyecto en el que opera apenas un banco, el de la nación; en el que opera, desde hace apenas un año, el primer y único cajero automático; en el que su mercado central ya parece un simple mercadillo[19]. Guadalupe es un pueblo cuya excelente ubicación geopolítica explica por sí sola, quizá, el porqué sus fronteras históricamente vienen siendo desmembradas, carcomidas, cercenadas, mordisqueadas por pueblos vecinos.


Guadalupe es un pueblo que no sólo es el centro, Guadalupe es el centro más todos los asentamientos humanos y centros poblados que han crecido a su alrededor[20]. Es un pueblo que en los últimos 5 años se ha convertido en el nuevo hogar de casi 3,600 personas, de las cuales casi la mitad son de Cajamarca. Es un pueblo en el que casi 1,500 personas son itinerantes, vienen y van[21]. Es un pueblo en el que casi 3,800 personas viven en la zona rural. Es un pueblo en el que casi 33,000 personas saben leer y escribir, mientras casi 4,000 no lo saben. Es un pueblo en el que casi 100 personas no tiene como lengua materna al español. Es un pueblo en el que hay casi 18,500 hombres y 18,500 mujeres. Es un pueblo en el que casi 11,000 personas se dedican a estudiar. Es un pueblo en el que casi 3,300 personas trabajan como peones, casi 1,100 como pequeños comerciantes, casi 1,000 como agricultores, casi 1,000 como conductores de vehículos a motor. Es un pueblo en el que casi 500 personas son profesores. Es un pueblo en el que casi 21,000 personas profesan la fe católica. Es un pueblo en el que casi 12,000 personas tienen un puesto de trabajo, mientras que casi 1,000 no lo tienen. Es un pueblo en el que casi 24,000 personas son adultas, casi 5,000 son adolescentes, casi 8,000 son niños[22]. En suma, Guadalupe es un pueblo cuyo rostro social, económico, cultural se ha reconfigurado significativamente en el tiempo, es un caleidoscopio.


Guadalupe no es la cuna del caballo de paso peruano… fue un promotor de su crianza. Guadalupe no es la cuna de la cebada… tiene la costumbre de beberla. Guadalupe no es la cuna del cebiche de lagartija… casi nadie que conozco lo ha comido. Guadalupe no es la ciudad del ladrillo y la argamasa… es la ciudad del adobe y el barro, históricamente hablando. Guadalupe no es cuatricentenaria, ni española… es milenaria y mestiza. Guadalupe no posee una monumental plaza de armas… posee una plaza de armas amplia y hermosa. Guadalupe no tiene una feria religiosa internacional… tiene una fiesta provincial-religiosa-pagana. Guadalupe no tiene una historia acabada… tiene una historia con vacíos y fragmentada. Guadalupe no tiene historiadores (la historia es una ciencia, no es un oficio, no es un hobby), aunque sí varios hijos inquietos y amorosos con buenas intenciones por (re)conocer y dar a (re)conocer el devenir histórico de este calido pueblo norteño.


Guadalupe es un pueblo que raramente no es amado (y extrañado) por quien pisa, aunque sea una vez, sus calles y avenidas. Guadalupe es un pueblo que persigue con ojo cerrado el sueño casi utópico de ser PROVINCIA[23]. Guadalupe es un pueblo que necesita ser pensado[24], y no sólo sentido.


[1] Guadalupe se encuentra (en bus) a 2hr al norte de Trujillo, a 1hr al sur de Chiclayo, a 4hr al oeste de Cajamarca.

[2] Según el censo nacional 2007, la población de Guadalupe es de 37,239 personas.

[3] Las playas que existen a lo largo del litoral guadalupano son: La Barranca, La Bocana, El Barranquil, Playa Chica, Playa Grande, La Piola, Las Lajas, El Rinconazo, Peña Grande, La Vuelta, El Chalet.

[4] Sitios arqueológicos de Guadalupe: Pacatnamu, Farfán, Caracoles, Singan, Anlape, Namul, Chancafe, Wassi Huamán, Templete de Limoncarro, Pa-ñi. [5] Si bien el origen de la feria de Guadalupe, como comúnmente se le llama, es de carácter católico, no solo le dan vida los elementos católicos (las misas, las novenas, las veneraciones, las procesiones…); sino también le dan vida los elementos paganos (los toldos, las carruseles, los juegos artificiales, los bailes populares, los bares, las discotecas…). La feria de Guadalupe no sería tal si tan sólo se consideraran elementos religiosos.

[6] Leer mi artículo: Guadalupe, la ciudad del simio durmiente.

[7] Leer mi artículo: Namul, un cerrito solitario.

[8]El distrito de Guadalupe está conformado por los siguientes centros poblados: Guadalupe, Semán, La Calera, Mariscal Castilla, Ciudad de Dios, Limoncarro, El Tamarindo, Manuel Guarniz, Faclo Chico, Faclo Grande, Cruz de Guayabo, San Ramón, Chafán Grande, Campo Arturo, Casa Blanca, Los Mangos.

[9] En los últimos años la tranquilidad de Guadalupe se ha visto perturbada. El nivel de inseguridad ciudadana se ha incrementado enormemente; en parte, debido al propio crecimiento demográfico, debido a la propia reconfiguración económica, social, cultural que ha sufrido Guadalupe. Es necesario que las autoridades pongan atención a esta reconfiguración para poder plantear proyectos de desarrollo con posibilidad de éxito.

[10] La fundación formal de Guadalupe fue realizada por el capitán es pañol Francisco Pérez de Lescano el 15 de abril de 1550.

[11] Leer mi plaqueta: Canto a Guadalupe (2010)

[12] Leer mi artículo: El problema de llamarse Guadalupe

[13]En el mundo existen más de un par de docenas de pueblos que se llaman Guadalupe, o algo parecido.

[14] Leer mi artículo: Caribeños de Guadalupe, ¿cuánto te debo?

[15] Según el censo nacional agropecuario 1994, Guadalupe destina casi la tercera parte de su territorio ( 74km2 ) a actividades agropecuarias

[16] Movimiento un poco adormilado el último lustro. Esto sucede debido a la escasez de nuevos líderes culturales. De nada sirven nuevos danzantes, nuevos instrumentistas, nuevos profesores si no tienen como base de su formación la identidad cultural de la zona. De nada sirven nuevos danzantes, nuevos instrumentistas, nuevos profesores si no conectan el arte con la historia.

[17]Guadalupe espera que sus autoridades algún día comprendan que la palabra cultura no muerde, pero si lacera el desarrollo de un pueblo; que la cultura, y sus productos derivados, es la que dibuja el rostro de Guadalupe que viaja por el mundo; que no existe verdadero desarrollo si antes no existe desarrollo cultural; que deben presupuestar la cultura con el mismo afán con que presupuestan construir veredas, parques, calles, etc.; que los promotores culturales no son mendigos, que son trabajadores voluntarios dedicados a velar por el bienestar de las veredas, de los parques, de la cultura guadalupana.

[18] Es necesario que las autoridades guadalupanas trabajen para integrar de verdad a Ciudad de Dios a Guadalupe. El nacimiento de Ciudad de Dios obedece a un acto de reubicación, es un pueblo que fue arrancado de lo que hoy es la represa Gallito Ciego y fue literalmente transplantado en Guadalupe. Este detalle histórico, sino ignorado, soslayado por las autoridades ediles de turno explica la frágil relación existente entre Ciudad de Dios y Guadalupe, explica el débil sentimiento de identidad mutuo.

[19] ¿Por qué Guadalupe poseyendo una ubicación geopolítica privilegiada ni siquiera cuenta con un mercado mayorista? ¿Por qué no pensar en Ciudad de Dios, ese pedacito guadalupano que opera como un ombligo geográfico? ¿Por qué Guadalupe, teniendo el privilegio que tiene, sigue dejando que se fuguen sus divisas hacia pueblos vecinos?

[20] Es necesario que los alrededores se sientan parte de Guadalupe, pero que este sentimiento de pertenencia no se limite a lo geográfico. El sentimiento de pertenencia, y por tanto de identidad, se sustente también en lo económico, en lo social, en lo cultural. Es urgente plantear la siguiente pregunta: ¿Semán, La calera, Limoncarro, Ciudad de Dios, etc., se sienten realmente guadalupanos? La respuesta echaría un poco de luz sobre un tema que aun espera ser estudiado seriamente.

[21] Uno de los grandes problemas que trae consigo el movimiento migratorio es la redefinición de la identidad de Guadalupe; esta redefinición ha de tener en cuenta, ha de incluir los elementos culturales que los inmigrantes traen consigo desde sus viejos terruños. Sólo así los nuevos guadalupanos se han de ver reflejados e integrados en las manifestaciones de Guadalupe, sólo así han de sentirse identificados. ¿Si en el rostro identatario de Guadalupe los nuevos guadalupanos no se ven reflejados, no hallan rasgos comunes a ellos, cómo esperar que se sientan guadalupanos, cómo pedirles que apoyen a Guadalupe en los momentos que así sea necesario?

[22] Datos provenientes del censo nacional 2007. Las autoridades no deben soslayar estas estadísticas, sino más bien deberían tenerlas en cuenta a la hora de analizar la problemática social, económica, cultural de Guadalupe. Ignorar que Guadalupe es un pueblo que se ha reconfigurado y ampliado a todo nivel, ignorar que Guadalupe hace tiempo ha dejado de ser sólo las calles principales, ignorar que Guadalupe está conformada por una gran masa que ha migrado de otros lugares (especialmente, de Cajamarca) , es una necedad que condena al fracaso a todo análisis y a todo proyecto.

[23] Creo que si bien Guadalupe es una provincia en potencia, también creo que actualmente no reúne las condiciones para serlo. Basta de apelar a la edad, a aquello de cuatricentenaria ciudad, para argumentar el derecho a ser provincia; la edad en si misma no representa un merito, todos llegan a ser viejos, gratuitamente, sin ningún esfuerzo.

[24] Guadalupe urge una mirada desde el lente de las ciencias sociales. Guadalupe urge una mirada crítica, científica, y no sólo una mirada emotiva y consentidora.